(alcides herrera): marzo 2010

(alcides herrera)

marzo 21, 2010

Siete gotas negras


Basta con que aparezcas una, dos veces, para que llenes el disco duro de un día. Casi no pienso: voy revisando los fenómenos, me quedo en el impulso de catalogar. Mi madre y Dios lo dicen: para pensar se necesita algo que no me dieron. Llenas la sala en que solía esperar al Visitante, vacío como un buey, con una cerveza por los hombros. Recuerdo los objetos que nos acompañaron, cómo lograban resurrección propia, una semana más tarde, en manos haitianas. Ahora inventa platillos que sobre todo llevan tuna, envuelve regalos con el papel que sobró de san Valentín. Me asombra sentir amor puro, conocer la resaca y abandonarme, preferiblemente, al mundo que viene después. Se orienta por el cielo: te olvida tanto que no te conoce. Frente a mis ojos cayeron siete gotas negras. No estaba más allá sino más acá. Hay cosas que sólo se explican en un tren, viendo pasar los campos. He aquí la marca de tu camino: si algo quedara sin cuadrar, aquí regresaremos a repasarlo aunque nos acusen de aparición. O nos den muchos nombres. Mientras los seres vienen por mí, lanzo los dados y me acerco una estrella roja a la boca. Hablo del mundo desde el que fue lanzada esta manera de representar. Allí se escucha el ruido de la invocación, al aire lo surcan unos canales. La vuelta del mercado, frente a mis niñas, mientras los seres vienen por mí, canta con sobriedad a la cabeza, a la cerveza, a siete gotas negras.

marzo 18, 2010

Untitled 4

Hoy no voy a ser padre. Antes del ocaso miraré nuevamente el árbol rojo, y Mississippi abajo, en barca pintada por la muerte, van a pasar sus caras, van a acabarse los ejercicios en campo abierto. Es déjà vu, es reelección, es cicatriz. Va a escribir este monje. Mis mujeres son cuidadosas en el futuro y en el pasado huelen bien. Mis hijos hoy no existen.

marzo 13, 2010

Facebookable

estoy caliente
desaparezco si yo quiero
la música del mundo vive de mis orejas
de una perfecta soledad
una cajera con dos niñas
una nostalgia de buenos aires
hasta hoy nos conmovían pocas cosas
mejor
nada nos conmovía
estoy caliente
tengo resolución
tengo la música del mundo
mi amiga
mi experimento
llegó la medianoche de nosotros
vino el viento del sur y no bajamos la cabeza
y no dijimos algo
fuimos separación del hombre
negociación del aire
impaciencia de italia
que éstos no ven
estoy caliente
una cajera nos va a sobrevivir
claro que con razón
mi amiga
mi sustancia
música de antiguos niño
s

marzo 11, 2010

Es prestada


El tipo dijo: Vamos a resolver esto como los hombres. Salió del bar quitándose la camisa -invitándome, claro, a que lo siguiera. Su novia, con los ojos, logró aclararme que no era buena idea salir a pelear con ese salvaje y, también con los ojos, me señaló la puerta trasera, que pareció brillar en la oscuridad. Mágicamente las ganas de pelear abandonaron mi cuerpo. Agarré por la mano a la novia de mi contrincante, aprovechando el vacío de poder, su compasión por mí, y la arrastré por el camino que me había indicado. Estaba conmigo: atravesando el parqueo del bar, ya éramos cómplices, compartíamos curiosidad y adrenalina. El tipo me encontró días después -el asesino suele volver al lugar de los hechos, los brutos lo saben, uno es más bruto que regresa. En vez de romperme todos los huesos, preguntó: ¿Dónde está mi mujer? Tampoco yo sabía dónde estaba.

Anima esperaría

Por cada uno de ustedes, yo soy mil.
Dormía con el rey y con la reina.
Para verlos pasar. Bajo los mangos.
En muchos reinos tienen mi palabra.
Las cosas que no pido.

Anima esperaría
la bonita ascención de mi deseo,
alguna súplica, el amor.
Y pasta siempre. Y salsa blanca.
Y ser novia del mundo.