Ley de Alquileres
Un solo fenómeno. No estás afuera. En Hialeah cantan los gallos y en el sueño trabaja el observador. Si el poema ya está en la vida, es traspasable. Cuando Manuel Sosa hacía carbón, lejos de la cultura, su cuerpo era lo único que tenía. Vio las líneas que hay, un camino entre la hoguera y el sol, y sólo su cuerpo lo recuerda. La poesía es todavía un letargo: te da la hierba que necesitas y en realidad te abandona; es anormal cuando no te dispone para la muerte. Si tu cuerpo te mira, entra en la zona de la descripción; va a proponer objetos físicos, inmediateces sobre el misterio físico. La comunicación que has visto entre los animales, el empuje, el baile que dura una noche: lo que convierte esa excitación en victoria es la mirada de la muerte. Te lo prestaron. Es prestado. Estás en un lío con la descripción pero sabes que el placer es divino, es placer.
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