Tristeza pedagógica
I
Eres como tristeza pedagógica,
once sílabas tristes, un piedra
en el borde del mundo o en mi mano.
Nadie vio tu partida, y no verán
cómo subo otra vez a la azotea,
desligado, curioso, y te despido
con palabras sencillas (“good bye”, “sorry”).
Este sueño pasó. No habrá memoria,
musiquita, paseos por un parque.
Eres como tristeza de la paila.
Eres provisional en el poema.
II
Se defiende de sí por la mañana,
elabora su muerte, da señales.
Ya la torre fue herida por el rayo
y en el mundo feliz lo saben hasta
los morones que juegan con la sopa.
La tormenta se burla de su muerto.
Caminando hacia ella, está vacío.
Fuimos gente, sin duda. Fuimos parte
de una rara y difícil rebelión.
Se defiende, sin aire, sin moneda
que poner en mi mano, de la vida.
Eres como tristeza pedagógica,
once sílabas tristes, un piedra
en el borde del mundo o en mi mano.
Nadie vio tu partida, y no verán
cómo subo otra vez a la azotea,
desligado, curioso, y te despido
con palabras sencillas (“good bye”, “sorry”).
Este sueño pasó. No habrá memoria,
musiquita, paseos por un parque.
Eres como tristeza de la paila.
Eres provisional en el poema.
II
Se defiende de sí por la mañana,
elabora su muerte, da señales.
Ya la torre fue herida por el rayo
y en el mundo feliz lo saben hasta
los morones que juegan con la sopa.
La tormenta se burla de su muerto.
Caminando hacia ella, está vacío.
Fuimos gente, sin duda. Fuimos parte
de una rara y difícil rebelión.
Se defiende, sin aire, sin moneda
que poner en mi mano, de la vida.